martes, 8 de febrero de 2022

El enojo del débil.

"A uno le ofenden y a poco que le animen lleva la ofensa a su amor propio y, como una cruzada, deja de ser ofensa para ser odio". El enojo del débil. Yo soy débil y miedo da ofenderme, más que ofender a una amiga. Y eso que las amigas tienen la piel muy fina. Ay, me temo más a mí, aunque ya no estoy para ofensas. A las amigas nunca las odie, las quise demasiado. A una amiga. ¿A mí? A nadie. Y nadie es nadie. Creo que hay gente que odia porque no sabe que amar es más saludable que odiar. "El odio muerde más hondo y de un modo más perdurable que el amor". (Luis Landero). La sabiduría del pueblo habla del amor, el odio y un paso. Hay enemigos y amigos, y es bueno. El enemigo pierde cuidado, el amigo ("ojo con la ambición si ya le ofrecieron más") si le has ofendido (o no) llevará la ofensa a su amor propio. En estos casos recomiendo ir en busca de Jesús el Cristo y, como Lázaro: ¡Levántate y anda!. Yo defiendo al enemigo y al amigo (el traidor a los caballos) y el amor que abre camino. (Ante la ofensa solo cabe el perdón, la reflexión que esclarece, el olvido y lo que queda por vivir). Gracias.

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