Antes, mucho antes de que la información fuera poder, fue el amor. El amor. Y quién ama sabe que es verdad. El amor todo lo puede. Y canta a la vida a ritmo de esperanza. Esperanza colectiva y solidaria. En tiempos complicados de apenas saber lo suficiente, el maligno nos desafía a hacer cosas por primera vez. No tenemos información y la incertidumbre manda. Y en los hospitales y manicomios no hay plazas libres. Como en los mejores tiempos los hoteles cinco estrellas. Si cuando algo muere algo nace, es cosa de otros tiempos. Ahora los que nacen son pocos y los que mueren muchos y de seguir en plan a mí no nos quedamos sin patria haya vacuna contra la covid-19 y el fracaso en el amor. Va en serio: después de haber vivido obligado a vivir, digo no, no es culpa del amor, culpables son los irresponsables de todos los días y dan ganas de echarse a llorar. Ahora que por amor vivo, no volveré a fracasar en el amor ni hacerme el haraquiri. Si he de morir, no será por cometer otro horror. Y ustedes ténganse mucho miedo y cuídense y cuiden a la familia y a su colindancia. La covid-19 mata. Gracias.
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