La verdad que cada cual considera verdad no es un arma de ataque, ni debe ser usada para insultar a nadie. La historia nos recuerda que la verdad es un fraude. La verdad que no considerara las experiencias propias es la insensatez de los necios.
Quien no maneja la moral como hábito de obrar el bien, independientemente de la ley y su justicia, como valor humano, una ambición enfermiza le obliga a salirse de la carretera y coger atajos para llegar a ninguna parte quizá. Para llegar a ninguna parte cualquier atajo sirve. Y hablo de política para decir que una urna es democracia, pero también hay urnas funerarias. El amor nos retiene pero la ambición enfermiza para llegar a ninguna parte, que podría ser el manicomio... ¿Comprenden? Es vital, como sociedad, renovar nuestras prioridades empezando por la empatía. Conocer la realidad que vivimos, conectarnos a ella y jamás sucumbir al egocentrismo. Estar en política es dedicar las horas a trabajar por y para el pueblo conforme a la moralidad del bien común, apostando por las mejores causas reivindicativas y, en fin, vincular el binomio político ciudadano a las necesidades del pueblo. (Estamos avisados, no le demos titulares a Satanás que acabaremos en el averno). Gracias.
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