jueves, 29 de octubre de 2020

Un canto a la muerte (y qué bien sonaba).

Me cuenta Ian que en el pueblo de Patricia hay carteles anunciando la noche de las calabazas y cuando era pequeño tenía miedo. Calabazas las que me dieron de joven. Después me lo explicó con detalle y me di cuenta que se refería a la noche de halloween, una fiesta pagana que La María y yo mismo la prohibiríamos con pena de prisión permanente revisable. Pero qué poca chapeta. Cuando el hospital comarcal de referencia aparece en la primera de los diarios con filas de camillas con enfermos por los pasillos esperando habitación... ¿Para qué prorrogar hoy el Estado de Alarma? ¡¡Fiesta!!. Lo tengo escrito, hay pueblos que son chiringuitos de playa, y ahora, además, puedo decir sin miedo a equivocarme que hay políticos que no esperan nada del amor y a la vida llaman muerte. Hay más de una Isabel Díaz Ayuso. Tan solo al presidente del gobierno le obligan a rendir cuentas de sus actos. En fin, por la tarde, me acercaré al cementerio a dar el pésame a quién triste de morir encuentre y de soslayo miraré si hay sepulturas vacías. (No hay vacuna contra la covid-19 ni la inrresponsabilidad). Gracias.

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