jueves, 15 de octubre de 2020

Un problema de chiste.

Cuando un problema acecha y es grave, conviene cogerlo por la solapa y penetrarlo con la mirada de los entierros para que se vaya teniendo miedo. Si un problema intenta hacernos daño, hay que pararle los pies sin complejos. Problemas hay, pero ya no engañan ni hacen daño. Las rubias nunca fueron tontas y las demás tampoco nos chupamos el dedo. Pero hay más, y no es peor ni mejor, es de risa. Un problema de chiste, con una exagerada exaltación de su propia personalidad, es incapaz de hacer lo que debe hacer sin tomárselo como algo personal. Un problema de chiste atemoriza con la palabra y ni sabe por la letra que empieza el Diccionario de la Lengua. "Si Satanás pudiera amar, dejaría de ser malvado". Lo dijo Santa Teresa de Jesús. (Hoy es su día). Traigo a de soslayo un problema de chiste que depende de la risa que suscita a los demás. Y así le va. Su identidad salta a la vista. El problema es él, está solo, y su soledad es cruel. Hay quien asegura que, descontando los pecados de omisión a su vida, su muerte no será un problema. (Algo bueno tendría que tener ser un problema). Gracias.

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