jueves, 30 de julio de 2020

Remover Roma con Santiago.

Hoy amaneció y dudé. La farola de mi calle seguía sin bombilla y un cielo sin sol amenazaba tormenta. A veces miro y veo lo que quiero ver. Soy como soy y sigo sin aceptarme. Mi mente absurda emite la luz que traspasa mi imaginación. Amaneció y dudé: ayer no vine y hoy estoy más cerca de Dios que de una dama sin poesía. Hablando de Dios: ¿quién lideraría mejor un país triste de morir: Inés Arrimadas, Pablo Casado, Pilar Rubio o Sergio Ramos? (Y lo bien que lo paso...). De fijo sé que se equivocaron conmigo cuando dijeron que no tenía madera de líder, que no podía inspirar al amor ni enseñar al que no sabe. Siquiera me dieron la oportunidad de aliviar almas heridas como el poeta. Estoy a un paso de la fe para creer en Dios, pero no tanto en los demás. Entre los cuatro, y diseccionándolos con el bisturí de Pedro Cavadas, no hacen uno normal. ¿Define normal? Normal es normal, estúpido. (Si yo fuera un líder de enseñar, de inspirar y no mandar, no podría firmar decretos en virtud de las atribuciones que me conferiría la Constitución y remover Roma sin Santiago... bla, bla, bla. Y tal y tal). Gracias.

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