No me vengas con amenazas disfrazadas de advertencias. Mis mejores deseos están cerca de mi corazón que es el tuyo. Y no tengo que observar lo que sucede porque tu mirada me ha chivado que cuando estoy lejos de ti pones a tu lado la única compañía que me supera en casi todo: un libro. Digo casi todo porque ayer, mirando fotografías de mis nietos en mi teléfono móvil fui mejor. Ni te imaginas lo que vi. No era una fotografía robada ni vestida para la ocasión. Ayer una fotografía me trajo a la memoria el sabor de unos labios fundidos en un beso y una sentencia de amor que perdura sin arrugas en la piel. Estoy seguro que no la recuerdas, y no esperes que te la envíe por wasap: tengo una fotografía y tengo testigos, pero no tengo tu número de teléfono móvil. Lo nuestro no fue desamor, lo nuestro fue no estar a la altura de decisiones que había que tomar sí y sí y las tomamos. La vida nos puso a prueba y sobrados de orgullo, ignorantes de lo mucho que perdíamos, decidimos distanciarnos demasiado. (Los mejores escritores solo aspiran a que los lean no a que los crean, como los poetas). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario