Con una pizca de imaginación podríamos reírnos de nosotros e intentar ser felices a partir de nuestra propia risa. Y ser más amables con la vecindad. Hablo por mí: me miro al espejo y las pocas neuronas que me quedan se espantan al verme. La risa y la alegría son necesarias para avivar el día con un poco de esperanza. Pero ocurre que el viento viene de cara y nos borra la risa que quizá nos aviva el día. Un día toca a los morenos y otro a las rubias, pero siempre a los más débiles. A pesar de que las rubias no son tontas y los morenos tan estúpidos. Nunca lo fueron. A pesar de eso, lo otro, y lo que me cayo que es más quieren que nos riamos en esta democracia al servicio de los que siempre ganan. Sobran leyes y faltan jueces. Sobran políticos (corruptos) y falta ciudadanía (solidaridad) militante. Y etcétera.
Lo dejo por hoy que llego tarde al tren. Me apeo en Valencia huyendo del ruido de las fiestas del pueblo de Patricia. Me matan aquellos ruidos. (Si me topo con Rita les cuento). Sean felices.
Siempre original !
ResponderEliminarSaludos
Gracias.
ResponderEliminarSalud.