Complicado agosto. Si es el verano caluroso el que encarna la pereza no sé. La pereza es negligencia: cumplir y hacer cumplir la ley. La pereza es tardanza: esperar que nuestros problemas se solucionen. Agosto no es el mes ideal para combatir la pereza. Ni cualquier otro mes si hablo de Rajoy, por cierto, se confirma la noticia: Rajoy no será presidente ni habrá elecciones. Pero hoy no me apetece escribir de Rajoy ni de otros caprichos que me alteran y encubro entre enunciados disfrazados de lagarterana.
Cuando no entiendo a la gente leo poesía. La María siempre me acompaña. Y cuando no entiendo este mundo, hacia dónde va, busco entre otros libros una luz inspiradora que me ayude a no perder la fe en el ser humano. Un libro que me inspiró en otra vida es (y será) el Manifiesto Comunista. Marx y Engels escribieron el Manifiesto Comunista cuando yo era comunista (1847) y sigue siendo la luz inspiradora que sienta las bases del pensamiento proletario que ofrece alternativas para transformar la sociedad.
Karl Marx y Friedrich Engels. Hoy en día las cosas han cambiado a peor. El capitalismo no tiene rostro y, por tanto, ofrece una explicación interesada de la evolución de la humanidad y la lucha de clases. La lucha para transformar la sociedad abandonó el mensaje primigenio de la propiedad común: La clase trabajadora. El capitalismo se ha apoderado de nosotros y ha acallado las masas. Los trabajadores no defendemos nuestros derechos porque somos nosotros mismos el capitalismo: nos comemos unos a otros por subsistir. La lucha de clases se ha convertido en la lucha por la subsistencia. Nadie sabe qué fue de aquel proletariado que defendía los derechos fundamentales de los trabajadores. Polarizada la sociedad, dividida en dos partes antagónicas, lucha sobrevivir. Divide y vencerás. No debemos olvidar nuestros orígenes. Ni quién es el enemigo. El enemigo no es ese trabajador que lucha por un puesto de trabajo que le permita mantener a su familia, claro: existe una lucha encubierta manipulada que intenta acabar con la clase obrera a manos de la propia clase obrera. De seguir en este plan, nos comeremos unos a otros mientras los que siempre ganan seguirán ganando y los que siempre pierden, que sigue siendo la clase obrera más humilde, seguirá perdiendo lo poco que le queda. Por mí parte nada tengo que perder, sigo de crisis en crisis desde que mis ideales me llevaron a creer en la lucha obrera como medio transformador de la sociedad. Tampoco en los años altos tengo nada que ganar: me defiendo, eso es todo. "A veces, en la vida, hay que saber luchar no solo sin miedo, sino también sin esperanza". Alessandro Pertini.
Cuesta abajo y sin frenos...
ResponderEliminarGracias especiales por comentar.
ResponderEliminarSalud.
Cuando no entiendo la poesía leo a la gente. Luego de eso mi cabbeza se vuelve un crucigrama sin solución.
ResponderEliminarMarx y Engels, ¡Dios! Nomás leerlos juntos, los ojos se me hacen bizcos. Definitivamente tengo una mente elemental.
Buenas lo que sea.
Muchas gracias y muchos besos.
ResponderEliminarSalud.