sábado, 20 de agosto de 2016

Carta abierta al alcalde.

Señor alcalde: 

Ni se imagina lo que es abrir la ventana y sentir que se está más cerca de Dios que del maligno... Aún quedan restos de algunos abrazados a las farolas y otras a la puerta de la panadería esperando que el panadero les sirva los churros para irse al sobre. En breve de vuelta a la rutina. Solo era una semana, tenía razón, en eso estamos de acuerdo. Nada como llevarse bien, recuerde, señor alcalde. Recuerde.

Las fiestas están bien o muy bien o regular o mal, según se mire. El caso es que se debería considerar a los bebés y los viejos y los enfermos y los que madrugan y otros y otras que no sabría decir porque a pesar de Rajoy trabajan y no les vale ir sin dormir porque no rinden como debiera y luego... Sé que me entiende señor alcalde: ¿sí? Ni agradecidos los servicios prestados. Teniendo como tiene un hermoso campo de trigo trillado, le vendría ideal repisarlo para que la próxima cosecha fuera mejor... La música enlatada y la orquesta y los niños cantores de Viena mucho mejor en su campo. Por los arriba citados y también por los que la noche ya solo les aprovecha para dormir y soñar, o simplemente soñar.

Un día, en otro tiempo, un ángel estuvo a punto de visitar a María para explicárselo, ay, pero de aquella estaba concibiendo al Salvador y no. El pueblo de Patricia es de mucha tradición, es lo que hay y no se hable más. Las fiestas están muy arraigadas y una zarzamora es insuficiente para alumbrar el camino. La orquesta en medio del pueblo que un día es un día (y seis media docena). Ahora a ver quién le pide un milagro el domingo al Salvador. Cada uno va a lo suyo y si lo suyo es de una minoría a joderse toca, que es algo parecido a ir a trabajar sin dormir y los bebés que no los aguante ni la madre que los parió y los enfermos a punto de tomar la extremaunción. Los bebés y los enfermos primero, señor alcalde, y los que trabajan y los que no soportan otro ruido más en la cabeza: esos locos maravillosos. Y los que piensan de manera diferente a los que dice, señor alcalde, piensa la mayoría pensante.

Señor alcalde: se trata de que considere a quienes quieren dormir a partir de la hora que estipulan las ordenanzas municipales en las fiestas de su pueblo. Muchas gracias... (de nada).

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