sábado, 8 de agosto de 2015

El concordato.

Llega un momento en la vida que hay que rendir cuentas con uno mismo. Las cosas han de quedar claras: no puedes morir sin dejar las cosas claras. Decidir cuándo es asunto a negociar. En mi caso, porque no encuentro el momento ni la manera de quedar conmigo, he decidido delegar esa función en Dios. "¡Hágase su voluntad!". Estoy seguro que la Fe es la manera de curarme en salud, salud de ojo con el colindante. Esa. Y morir en la Paz de Dios. La Paz de las grandes potencias no. Siempre tienen algún barco por la mar. Las grandes potencias firman un acuerdo de Paz por la mañana y lo rompen por la tarde. Son intereses espurios. Falta Fe. Cuando reconocemos quién somos y a quién nos debemos el asunto no tiene parangón. La vida es otra. Y la respuesta, no le des vueltas, está en uno mismo... (No me obligues a dedicarte otro día. Los sábados son exclusivos de dona).

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