Un viernes de fiar en el calendario y resulta que no hay poetas muertos. Hay políticos (los que más), escritores, héroes, músicos, realeza y etcétera. Lo bueno, porque ahora sé y antes no, que hay infinidad de profesiones, y lo malo, que no quedan. En busca de poetas muertos estoy aprendiendo profesiones que existían y no existen: ¿economía de bienestar o economía de mercado? Un día echaré cuentas si nos sale más rentable las nuevas tecnologías, el "I más D más I" o puestos de trabajo a jornada completa con tiempo para dedicar a la familia y las buenas amigas. Además del mes de vacaciones y los días personales. ¡Joder, dona, igual cambiamos el éxito por el hambre y la esperanza!. ¿Y ahora?
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