Es lunes y podía seguir hablando de las muecas y otros ademanes de desprecio que recibo de algunas en el pueblo de Patricia. Simplemente es lunes y no toca. Pero manda rosas a Sandra desde que Ian... ¿Ian culpable? Lo dejo para otro domingo de ir a misa y decir la verdad, hoy buscaré en de soslayo alguna aportación humana.
Vivimos permanentemente enfrentados a lo inesperado independientemente del nivel de información que caracteriza la era del conocimiento que vivimos. La luz interior de la que disponemos es un recurso infalible para contrarrestar el incierto existir: somos vulnerables al miedo. La reflexión es aplicable a la lucha sin fin por los bienestares humanos. El conocimiento ha aumentado pero no por ello ha disminuido nuestra incertidumbre, al contrario, se ha intensificado.
Escudriñar mi entorno procurando descartar verdades funestas, acaso mentiras sin interés ideales para devolver a la gente la esperanza en este absurdo transcurrir. Con frecuencia me enseño de la sociología y sus tratados, de autores connotados que abordan temas varios y me cuido mucho de emitir criterios absolutista. Los buenos escritores tratan de dejar un pequeño margen de error conceptual o interpretativo en todo cuanto plantean por sólido que sea su origen y construcción fidedigna: el lector tiene la última palabra. La adopción de criterios ajenos, por útiles que nos parezcan, suelen tener resultados alcanzados en torno a las cosas analizadas o investigadas por otros; de ahí así que estamos perdiendo la capacidad de reflexionar y tener opinión propia. Es mejor equivocarse por uno mismo a que te vistan una verdad interesada por incontestable. Aún considerando que esa verdad pudiera ser verdad, equivocarse es un derecho no una opción. Por hacer caso a tanta gente ahora nos vemos en la ruina económica y mental. O ruina económica que conlleva la mental.
Ahora que somos más pobres que siempre, ahora que intentan quitarnos las ganas de vivir, ahora, debemos contratar estafadores profesionales y pagarles con la misma moneda a esos tipos. Falsa la humildad, máxime cuando proviene de profesionales que se les suponen arduos estudiosos del comportamiento humano y sus meteduras de pata que no tienen explicación... A veces apostaría por creer solamente lo que veo pero no te quiero perder... Eso sí, solo escritores de talento. Ni políticos, ni banqueros, ni psiquiatras, ni vecinas chismosas: en ese plan y contexto con el fin de alcanzar el sostenimiento existencial del humano ser. Es todo, a no ser que halle algo que merezca la pena comentar al margen de los políticos, nos vemos mañana si ustedes quieren. Sean felices. ¡Alto ahí!, disculpen, una cosa para acabar (esto se hace largo y tengo mono de café pero los viejos dale y dale a la rueda): Si los decires de algunas días atrás sobre mi comportamiento (vuelvo a Ian) fueran ciertos, yo mismo estaría demandando una reparación. (Soy persona sensible y el tiempo no me ha encallecido el alma).
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