La Asunción de María, más que la Madre de Dios, es la Virgen. Con perdón.
Otros años, mi esposa y yo, con el pueblo de Patricia en fiestas íbamos a descubrir otros pueblos más relajados y de temperatura adecuada para alguien de edad avanzada como yo, pero este año resulta que mi esposa quedó con unos amigos asturianos y dijo no. Le propuse dos alternativas sin saber que había quedado, lo prometo: un Spa y Masaje 5 estrellas con camareras hermosas o mi suegra."Como en casa en ninguna parte". Eso dijo.
Y es cierto, como en casa en ninguna parte. Además, a mi edad, he vivido y puedo asegurar que todos los pueblos son iguales, y los Spa y Masaje 5 estrellas con camareras hermosas, y las suegras (solo Rajoy no tiene parangón). A pesar de todo, y reconociendo que es verdad lo que dice mi esposa, en los años altos uno también quiere dormir y no puede porque no lo deja una música enlatada. Es una música demoníaca que suena en un cajón metálico con ruedas a partir de las doce de la noche hasta el amanecer y no distingue género musical: música clásica, electrónica, flamenco o rock, incluso música religiosa, todo suena a ritmo de pom, chas pom pom horas y horas machaconamente. ¡Dios mío!.
Estoy aquí, eso quiere decir que he sobrevivido al primer día de fiesta. Hoy y mañana y en este plan hasta el miércoles no sé si ya será mucho decir. De momento, analgésicos para el dolor de cabeza y si el cielo que nos inventó mantiene su promesa: "vivos hasta la muerte". Frase lapidaria lo sé. Disculpen el desvarío. Mejor me apeo. Sean felices.
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