sábado, 8 de agosto de 2015

De los libros que me leen...

"A veces entras en una espiral de coincidencias que afectan incluso a los libros que lees. Y que acaban leyéndote. La crisis de los 40 se cebó...".  Tú de nuevo.

Me conoces y sabes que en mí se ceba el día. Hoy no soy el mismo que ayer. Es cierto, soy la crisis de los 40 que vino para quedarse. La crisis soy yo y no la financiera inmortal. Pareciese que los libros que me leen son económicos y me avisan tarde. De un tiempo a esta parte escribo mi autobiografía por fascículos. En momentos tristes como el que vivo se enfangan mis relaciones más humanas. Soy otro, pero no sé qué otro. ¡Joder, dona!. De poder elegir me gustaría ser yo y escribir como tú.

Era más o menos infeliz hasta que apareciste. No te niego ni te disculpo, me diste la vida que no conocía, la que ahora tengo. Era infeliz hasta que apareciste en mi vida con un libro debajo del brazo, la verdad es esa. Y no te vi llegar. ¡Qué jodio!. Muchas gracias. Pero te fuiste o me dejaste ir y desde entonces vivo la crisis de los cuarenta. Y va acompañada con las cosas que no entiendo. Este mes son las fiestas del pueblo de Patricia. Odio las fiestas del pueblo tanto o más que la Navidad. Es pasar las fiestas y llegar la Navidad. Y la Semana Santa que también odio, el viernes especialmente. Todo tambores y petardos: gaitas que tocar. De los libros que me leen solo Don Quijote me entiende y me anima.

De un tiempo a esta parte escucho, y no debiera, a quien recuerda mis olvidos... No temo enfermar de Alzheimer no es eso, ni siquiera temo enfermar, mis miras son otras y más altas: escribir el día, el mío y el de otras personas... El de ella que me lee en silencio... El de María, la Magdalena, cuando me inspira... Santa la Poesía.

Te dejo, por favor, no sigas escribiéndome. Va en serio, me haces daño. Me incitas a volver. Y no. Prefiero esperarte.

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