Días atrás escribí: Solo la santa poesía debe predominar en la vida. Aunque no sé yo... Lo explica mejor don Gabriel Celaya: "Poesía para el pobre/, poesía necesaria/ como el pan de cada día/, como el aire que exigimos trece veces por minuto/, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica./ Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan/ decir que somos quien somos/, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno/. Estamos tocando el fondo/. Maldigo la poesía concebida como un lujo/ cultural por los neutrales/ que, lavándose las manos, se desentienden y evaden/. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse". Cuando surgen imprevistos, nos lleva a elevarlos a lo más alto cuando nuestro enfoque debe ser hacerles frente en lugar de evitarlos para ganar (o perder). Un imprevisto nos empuja a caminar sobre el borde de nuestro potencial... Qué decepción. A veces se encaja peor una victoria que una derrota. Debemos atajar los imprevistos de forma correcta, lo correcto, cueste lo que cueste, hacer siempre lo correcto. Sin dejar -la familia apremia- de hacer lo posible por nosotros, después de haber intentado hacer lo imposible por los demás. (No puedes volver a equivocarte, deja el ego en la orilla. Porque saber es poder, y lo que no sabes... Recapacita. Solo la santa poesía debe predominar en la vida). Gracias.
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