lunes, 15 de julio de 2024

Aburriendo a las piedras

Fui a la botiga por un mandao y una señora... Sin lugar a dudas, lo que para unos es comida, para otros es amargo veneno. Quien no haya navegado con su mente aguas turbulentas no sabrá que alimentarse de amargo veneno es peor que perder la esperanza. A una mente cruel aconsejo inyectarle en vena ideas solidarias. Lo tengo escrito por ahí: somos dos partes del mismo libro. Pregunto: ¿Por qué no le añadimos más capítulos? Importa si la voz que nos llega viene del lavadero municipal o llega a nuestros oídos palpitando en la última onda que el eco de una voz expira. La palabra del poeta no puede pasar de soslayo, y no pasa porque anida en el corazón y sus decires acarician el alma y estremecen el espíritu. La palabra del poeta transmite verdades incontestables que nos someten hasta llevarnos al tribunal de la conciencia. Mujer: qué chévere se te da cantar tus indigencias, el secreto peor guardado, para que comprendan tus animadoras que tu verdad, como la de Ayuso, te hace libre, mientras que tu palabra te condena. ¿Qué has hecho de tus días afables? No hay refugio que te oculte ni perdón que te perdone. No salgas a la calle cuando nadie te ve, oronda navegante de un mar, y muéstrate tal cual eres a la luz del día, con tus miserias, las mismas miserias y dale de todos los días. (Joder, dona, esta mujer aburre a las piedras). Gracias.

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