martes, 26 de diciembre de 2023

El Papa y el Rey.

Ante la inminente llegada del Nuevo Año, el Papa pide solidaridad para superar las crisis, y el Rey tirar del carro en la misma dirección. Lo que no aparece en ningún párrafo de sus discursos, es lo que tiene que ver con el desasosiego de las familias.

El comentario de hoy es una redundancia (de soslayo se vuelve a repetir, a rizar el rizo cruel de lo planteando tantas veces), para... Disculpen la tontería, la soberbia, el enfado o la furia, pero en la política, como en el amor, no basta con vencer en la batalla, hay que ocupar la plaza pasando cuanto antes de las palabras a los hechos, que para buenos deseos de Año Nuevo cada cual ya se arregla. Una sociedad sin justicia y sin pan vive atarantada por miedo al porvenir que no llega. A la sociedad le horroriza pensar en la crisis financiera de la que nadie escapa. La crisis que sufre este país es el terror de los terrores que nunca acaba. Se describe el terror como un sentimiento de temor, sospecha o aprensión hacia algo o alguien. Unos temen a la enfermedad, la soledad, al olvido que no encuentra camino. Otros a los fenómenos naturales: los tornados, las tormentas, el orbayu. Y todos y todas temen a su propia sombra. De modo que cada persona está llena de mil temores. Las familias no llegan a fin de mes y temen por su futuro, aunque no de la misma manera que ha comenzado tristemente a minar su ánimo. Las familias cambiarían el debido respeto al Papa y al Rey, y su palabra, incluso a ellos los cambiarían por justicia y pan. No es retórica ni ofensa, esta realidad hay que vivirla para saber de qué hablamos. Ellos no saben por más que digan. Gracias.

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