Hoy, 25 de diciembre, muchos conmemoran la natividad del Mesías, quien según la tradición judeo-cristiana vino al mundo del vientre de María por obra y gracia del Espíritu Santo. Desde hace tiempo, se habla de que Jesús el Cristo regresará a la tierra enviado por su Padre a redimir a la humanidad de sus pecados. Se habla, pero pocos se preguntan: ¿Cuánto tardará Jesús el Cristo en volver a la tierra que dejó con menos población y pecados? A la humanidad le faltó tiempo para alejarse de su ejemplo, su evangelio y tramar un plan para abrazar al maligno. Hechos y no palabras, por eso el verbo se hizo carne.
Ahora más que nunca, la humanidad necesita de ÉL, de su sabiduría y de su gloria para depurar responsabilidades en este mundo de lacras, de vendidos, que lo invaden y atormentan, que lo doblegan y esclavizan. Porque ahora que unos cuantos han hecho de la vida una crisis total, ultrajando la ética y la dignidad que supone la derrota del pueblo, debemos reclamar su retorno inmediato para que nos salve de tanta crueldad y tanta violencia. Que venga urgente porque en la Tierra hay abusos de toda índole: guerras, hambre, extravío. Necesitamos que depure responsabilidades y nos enseñe la diferencia que existe si existe entre la verdad y la mentira, el bien y el mal, y castigue la arrogancia, la ignominia y nos devuelva la inocencia. Que regrese antes de que los políticos y los corruptos, si no es lo mismo, acaben con la humana humanidad que aún nos queda. Que retorne antes que los intereses de los poderosos hagan imposible la convivencia en la Tierra. Antes, en fin, que la santa poesía silente muera. Pero eso sí, que no aparezca con otro Diluvio Universal para salvar solamente a los elegidos. Gracias.
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