viernes, 29 de diciembre de 2023

Uno que es muy apañao.

Para despedir 2023, lo tengo preparado de manera precisa, como persona precavida que organiza las grandes despedidas. A eso de las diez de la noche me sentaré a la mesa y escucharé música a todo volumen, lo más escandalosamente posible para ir entonando el cuerpo y luego me daré a la bebida, beberé hasta perder la conciencia para olvidar lo malo del año: las corruptelas políticas que se hunden en el fango de las conductas, los silencios de los monseñores que lamentaría el Señor Padre, pues no creo que esté al corriente de la impunidad de quienes representan su iglesia. La lentitud de la crisis con sus días y las miserables incoherencias que impiden a la mayoría de la sociedad tener lo elemental para vivir dignamente. Y los peores empresarios amigos de Rajoy. Y los usureros. Y la gasolina y la electricidad y la cesta de la compra. También lloraré de impotencia porque como cada año se encuentran en distintas partes del mundo (casi siempre las mismas) guerras que conducen pueblos sin esperanza al exterminio. Por las enfermedades sin vacunas, por el hambre que mata, por los abusos de poder, la explotación, la violencia de género, por tanta injusticia que existe en el mundo y sus funestas consecuencias. A pocos días del Nuevo Año a uno solo le apetece beber y perder la conciencia para intentar, simplemente, olvidarse de 2023. 

Aclaración a la tontería: Lo de arriba es cierto, pero si dudan hagan memoria, repasen la hemeroteca y comprobarán cómo avanza por el mundo una sociedad indiferente con sus horrores del brazo. Realicen el ejercicio y griten su verdad al viento para que se enteren los creyentes anegados en llanto y los agnósticos con Marx. Para que se enteren los políticos sin prisa, empresarios sin miramientos y ladrones de guante blanco. Para que se enteren en la Moncloa, en el Congreso y el Senado. Para que se enteren los testaferros del oprobio. Para que se enteren todos, y en fin, que con la llegada del Nuevo Año y su manojo de esperanzas, vendrán o permanecerán, las mismas miserias y los mismos miserables. Tiempo al tiempo. Gracias.

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