miércoles, 20 de diciembre de 2023

El verbo ha muerto.

Como yo, sordo como una tapia, el pueblo también está sordo y no solo porque no oye, sino porque no quiere oír. Es bueno que se haya generalizado el lenguaje de los sordos que únicamente se expresa con las manos. Justo ahora que espero una noticia de gran importancia, pero antes, los torpes de entendederas -que no sordos-, deben pedir perdón y aprender retórica y argumentación en la escuela. Peor que ser o estar sordo es hacerse el sordo. No genera ganancia hacerse el sordo. Rosa Molina, psiquiatra, dijo: "No hay nada más dañino que otro ser humano". De cuando en vez, ante ciertos imprevistos, es más difícil sobrellevar un gran éxito, que un gran fracaso. Solo el tiempo decide si éxito o fracaso. Somos un pueblo que siempre llega tarde a su cita con la historia. Pero ahora, además de llegar tarde, confunde el camino y confunde a las personas. Ante la magnitud de la crisis ética y existencial que abate al humano ser, uno esperaba que cualquier día de estos, a quien puede y no quiere se le apareciera la Magdalena que inspira la fraternidad y concibiera un pueblo capaz de alcanzar su futuro. Hay descuidos destructivos, especialmente cuando vemos nuestras incapacidades como horrores ajenos. (No suelo releer lo que escribo, pero a veces lo hago y puedo confirmar que se hicieron realidad mis peores temores: El verbo ha muerto). Gracias.

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