Cada madrugada, sin excusas, salgo a hacer un recorrido en bicicleta por Les Seniaes y la orilla del río, el mismo recorrido cada día, y no alterno el trayecto por si alguien me quiere encontrar para hablar, saludarnos, y lo que vaya saliendo. El resto del día, no salgo de casa. Alicaído el otoño y casi invierno, ay, y las pocas ganas. Bah, no me apetece salir de casa, cambiar mi rutina. Digo hablar, saludarnos y lo que vaya saliendo, porque no se me ocurre qué más puedo hacer ni a quién cantar mi dolor. Un güelu, si no de dolor... Dolor de rodilla, de cadera... "Y yo más, melancolía". Joder, dona, qué triste esta vida mía. A veces comienzo el recorrido con el sol de cara y de repente llueve. Culpo al cambio climático y me pregunto si nos estamos haciendo el harakiri o solo envenenando. Pienso que me espera un vivir sumamente triste, porque lo malo coincide y vamos camino del infierno. Tomaré en consideración la teoría de "lo siniestro", de Freud, que nace de la omnipotencia de las ideas, de la inmediata realización de deseos, de las ocultas fuerzas nefastas, del retorno de los muertos. (Ya no hay lugar para el amor). Flannery O´Connor, dijo: "Si no existiera el infierno, seríamos como animales. Sin infierno, no hay dignidad". Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario