El problema de la Navidad, no es mi suegra. Ay, mi suegra y los cuñaos... (perdón si pensé en voz alta y me oyeron). No es mi suegra y los cuñaos. El problema de la Navidad es tanta fecha señalada en el calendario. Escasos de abrazos, pero qué manera es esa de tirar la casa por la ventana... Y los mejores deseos. ¿Qué mejores deseos? Vuelve a casa por Navidad... (mejor no vuelvas, prefiero esperarte. A veces uno no sabe lo que gana hasta que lo pierde). ¿Qué más tonterías? Entonces echo cuentas y ordeno los días a destacar por orden cronológico: Mañana, mi cumpleaños. Felicidades. En unos días el de mi esposa, Carmen. Te quiero, amor. Felicidades. (En tiempos de manicomio y muerte, de tontería tiene poco llegar a viejo). Sigo: Con el cumpleaños de mi esposa, precisamente, la noche del mismo día: "hoy es Nochebuena y mañana Navidad". Y, continuará... como los peores culebrones venezolanos, con la Nochevieja y el Año Nuevo, todo pensado y envuelto en papel de fino regalo. Y en breve arribarán los Reyes Magos desde Oriente en busca del Portal de Belén. Comer y beber y las doce uvas que no falten. Habrá tiempo para pensar en la pobreza y la enfermedad (maldita redundancia). Cómo gusta el teatro, el escenario y el decorado. (No quiero ser irrespetuoso con la tradición festiva. Simplemente, me asquea la Navidad). Gracias.
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