Los años no perdonan.

Por eso de que los años no perdonan la vista me fue a peor y volví a darme un golpe contra la farola, y entonces cambié los lentes. Y como era domingo fui a misa. En la iglesia había una frase escrita en la pared. La frase estaría de siempre, pero no veía tres en un burro y no la vi. O no fui a misa. (Tendré que adelantar la cita con la dama que no me deja ir). Va la frase: "El tiempo es el lente que cambia tu mente". Los cambios me alteran, hasta cambiar los lentes me altera. Lástima ser tan terco. La realidad sobre las expectativas, la disciplina sobre el deseo, la verdad sobre la adversidad. La realidad no la vemos, si no vemos, ni lo que creemos ver escasos de fe, por eso debemos caminar con un libro de letras grandes llenas de expectativas de bien, de sinceridad, y llevarlas al calendario y repartirlas por todos los días del año para no caer en la apatía y en la peor de las intenciones. Por cierto, tal que ayer finalicé de soslayo recordando a una mujer que le quedaban días de vida triste de morir porque su estado físico y anímico iba a peor, pues fue a peor antes de lo esperado y falleció. (Paz a su alma). Gracias.