jueves, 6 de julio de 2023

A Carmen, con el perdón (I).

Sé que no va a ser fácil que comprendas el contenido de lo que voy a escribir. Quiero que sepas con total lealtad el caudal de sentimientos que me provoca pensar en ti y escribir de nosotros. Para que la distancia entre el nacimiento y el presente no sea un simple taco de hojas de calendario, quiero pedirte, aquí y ahora: perdón. Perdóname. Porque siempre digo que te quiero, pero nunca te pido perdón por los perjuicios que mis discrepancias mentales te hicieron, te hacen (me hacen). Eché a los hombros demasiadas responsabilidades y las tomé tan a pecho que, desde lo más profundo de mí, el corazón hizo un paréntesis. Se obliga tanto a la potencia volitiva y a la perfección, que el consciente por sí decide plantarse y punto y aparte y de cuando en vez punto final. Todo es complicado. Ciertamente, hubo punto y aparte, tú impediste que hubiera punto final. Como en la mitología griega, abriste la caja de Pandora y echaste de mí los demonios y dejaste la esperanza; pero mi alma fracturada no tiene cura. De forma que no llego a comprender, encontraste un remedio para que olvidara y... (Mañana sigo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario