Un domingo de ir a misa y cantar siempre la verdad: "Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía". (Isaías 26:3). El viernes traje a de soslayo una verdad (tengo pruebas y son irrefutables) de parte (la ley no estaba de parte, hasta la ley se la sudaba): "Todos eran ella". (Y ellas también). Hizo de su vida un pensamiento único, reflejo de su voluntad, y lo mantuvo hasta el último día. Su vida no fue vida ni nada que se le parezca y todos pagaron con deshonor sus delirios de grandeza a los que llamó éxitos (el éxito siempre corre por cuenta de la primera persona del plural). En fin, hoy no me puedo enrollar que voy a pasar el día con Diego (besito a Diego) y Kristel (mi niña) a Valencia, y el tren no espera. Ojalá que todos no fueran ella y halla uno (¿otro vendrá que buena me hará? con el que poder hablar mirándole a los ojos con la verdad por delante. La confianza y las personas de carácter firme saben lo que quieren y toman decisiones firmes con base en la ley y su justicia. (Las decisiones que tomamos hoy determinan cómo será nuestro mañana). Confía en mí (confío en ti). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario