sábado, 18 de febrero de 2023

Este país huele a fracaso.

Escribir me hace mejor persona, o me hace sentir mejor persona. De ser un líder político daría respuesta a las necesidades de la sociedad y luego me iría a casa, pero no me quedaría por mucho tiempo, enseguida saldría a la calle en busca de las generaciones perdidas. Un país no puede renunciar a su mayor activo. Aunque tenga que volver a la escuela: no basta con ser guapo y tener labia. Los estudiantes que aprenden en nuestras universidades se tienen que ir de España porque no les pagan ni para alquilar un cuarto oscuro a un fondo buitre. Y luego no tenemos enfermeros, maestros, camareros y etcétera. El método para compararnos con otras generaciones ha de ser la excelencia académica y no el salario. Choque de valores. Utopía liberal, o la cultura liberal que inventó el capitalismo. Vivimos una crisis profunda de valores. Mis hijas no cobran un salario digno y se han resignado a no llegar a fin de mes. (Escuchen, cierren los ojos, respiren hondo y convendrán conmigo que este país es un lugar hermoso, peregrino, sí, merecedor de un verso en letanía, eso también, pero hermoso). Gracias.

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