viernes, 17 de febrero de 2023

El amor muere, si hablamos de política.

Mi mente absurda y yo, necesitamos de urgencias calor humano (y los nuestros y mi usurero preferido siguen sin pensar en mí. Antes pensará en mí mi usurero preferido que uno de los nuestros). En el pueblo de Patricia y en campaña electoral, las cosas van malamente: los politiqueros ya van saliendo de sus gallineros con las promesas en bandolera. Son promesas que tienen que ver con la imagen del pueblo más que con la calidad de vida de los vecinos. De los vecinos no se acuerdan ni en campaña electoral. Lo tengo escrito por ahí atrás: "Cualquiera que no fuera yo, pues sin darme cuenta eché raíces aquí, se mudaría a un pueblo más entretenido". ... y con un río y un corredor pesquero. Con un macizo montañoso que no marea con vistas al Mar Mediterráneo. Con naranjos que se nutren en la tierra de Les Seniaes. Con caminos de carros que llegan al fin del mundo. Uy, hablo desde el orgullo que sienten los politiqueros cuando cacarean antes de ganar las próximas elecciones. (La política no consiste en dibujar un pueblo lindo, consiste en convencer de que se puede confiar en los políticos). Gracias.

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