miércoles, 16 de noviembre de 2022

Un año y un día.

Soy viejo y no añoro tiempos pasados ni quiero que me traten de usted ni me cedan el sitio cuando voy en el bus porque me echan a perder. Quiero que me quieran si algún día me llegan a conocer. De otro tiempo recuerdo a una madre y a su hijo y una actividad extraescolar que les aconsejó la maestra del cole en la que no participara su hermana. La maestra quería que su hijo fuera él, y no otro. Entonces la madre, como hoy es el Día mundial del Flamenco, lo llevó a la escuela de Flamenco. Ya en la escuela, la profesora animó al niño a que pasara al salón de baile y que se fuera identificando con los demás niños que bailaban mientras ella trataba con su madre. Y trató, y al poco el niño salió del salón de baile y su madre, entusiasmada, le preguntó qué tal y qué alegría. El niño dijo bien: Yo también estoy entusiasmado (como Calimero). Su madre le explicó el horario y que empezaba las clases el lunes. Pero en casa, entristecido, el niño dijo a su madre: "Yo no tengo que ir el lunes". "¿Qué me dices? Estupefacta, le pregunto la madre. Y su hijo le respondió: "Te vi tan feliz que no quise cortarte el rollo". Y la madre siguió cocinando la cena... (Una madre y su hijo no son un descuido de Dios, son un sueño hecho realidad). Gracias.

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