1 Corintios 10:23-33. "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno, busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud". La Biblia tiene respuesta para todo, afirma que somos hechura suya, creados en Jesús el Cristo para "buenas obras". Pero nada más alejado de esa naturaleza divina que el humano ser. Dios nos hizo a su imagen, conforme a su semejanza, y nos dio libertad para vivir bajo la influencia de la naturaleza divina. O de lo humano: el bendito deseo de amarnos unas a otros. O viceversas. Cada cual es libre de obrar como quiera, como quiera, siempre en su interés escaso de moralidad, y disipa su naturaleza espiritual hasta llegar al descaro. Somos mala gente, y peor con nuestro prójimo. Yo no soy de mucho creer en un único Dios, pero si no fluye en nosotros lo humano, cuando menos lo divino. (Esos fariseos que comparten esa naturaleza tan particularmente divina, que laven la boca con lejía para hablar de amor). Gracias.
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