viernes, 18 de noviembre de 2022

Todo amor contiene un absurdo.

Eugenio: "No te metas en camisa de once varas, sé tú mismo y espabila, porque el resto de papeles de la obra de tu vida pudieran estar cogidos". Revolviendo cajones por casa, encontré una carta manuscrita de Eugenio. A Eugenio no le faltaban motivos, era sabio. Y buen amigo, de los que no traicionaban. Nunca dio pasos más largos que sus piernas. Fue quién dijo que en un pueblo todos son vecinos, no amigos, y que era mejor estar quieto que vivir vidas ajenas. Eugenio murió, pero yo tengo intención de vivir hasta que un día me dé por escribir mi epitafio y otro día morirme con lentitud exasperante, como la historia. No llego a los talones de sabio a Eugenio, ni al amor sin fisuras a dona, aunque soy el mejor amigo, el mejor padre, el mejor güelu. Para mí mismo un amigo, para mis hijas un padre, para mis nietos un güelu. Para todos y todas soy el mejor. Disculpen, que sirva como aclaratoria: soy como todos y todas, el mejor para quien me quiere y quiero. (Mi amor es sincero, aunque no te crea, y hago míos tus anhelos y guardo tus lágrimas en un relicario para cuando me muera llorarme). Gracias.

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