De un tiempo acá, voy caminando sobre una desatención desatinada en un mundo que desconozco. Un mundo desapegado de lo humano, y para mayor dolor, además, deambulo ignorante en la oscuridad. Siento que no quiero quedarme aquí... Voy de paso, voy caminando, y escribo sobre una mujer que no sabe que pienso en ella. No está hecha de la casta que yo estoy ni sabe de la que está hecha ella. O lo sabe y no le interesamos. Quizá somos polos opuestos. ¿Quién, y en qué se basaría para decir que el amor es invento humano? Nada me da tanto miedo como la verdad que desconozco. Seré bienaventurado sin la ayuda de Dios. Voy de paso, voy caminando, y cuando más me alejo de mi ordenador que me ordena, más pienso en ella. No puedo dejar de pensarla ni alejarme de mi ordenador que me ordena, pese a que me hacen daño por igual. ¿Me iré sin tener algo con ella? Seguiré escribiendo sin hacerme preguntas. Pensando en ella, aunque no sepa quién soy ni de qué casta estoy hecho. (No dedica ni un minuto de su tiempo a pensar en ella. Ni en mí. En realidad no le interesamos). Gracias.
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