En los años altos uno valora más la amistad, la mejor correspondencia (aunque sea por wasap y las palabras gastadas). En los años altos no queda menos tiempo de vida, nunca se sabe, ocurre que se desaprovecha. Créanme, estoy del Madrid de Ayuso y del Falcon de Sánchez que los vomito. O vivimos y dejamos vivir (por cierto, vivir convencido de que otros meten la pata y que tú pagarás las consecuencias... Esa vida no la quiero para ti), o me tiro al monte como mi güelu y que venga La Guardia Civil o que no venga, pero yo no vuelvo. Buda decía que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Y los amigos vitales si extienden la mano en los peores momentos. Y los enemigos prácticos si nos recuerdan nuestras virtudes y que no estamos muertos. Bienvenidos todos. Pero hay que espabilar: tropezar una y otra vez en la misma piedra y culpar a la piedra es para nota. Y de vuelta al poeta Pablo Neruda: "Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerró la boca". Gracias.
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