jueves, 27 de enero de 2022

La verdad es liberadora.

En tiempos de pandemia y muerte, lo fácil es callarse, pedir perdón y llorar. Ser ciudadano hoy en día es triste, y, si además militas, triste de morir. No abandonaré la militancia ciudadana, los que siempre pierden son mi tránsito hacia la reflexión de lo que pasa en mi entorno y duele. Duele saber que un ciudadano no puede construir una vida familiar, segura, sin excesos. Una vida digna. Y huyo de la melancolía porque es perjudicial para mi salud mental. Tal vez deba ir en busca de la felicidad sosegada y alejarme de la gente sosegada. Como el tango, sin ti no soy nada. Nada nada. Haces que sienta miedo y no es al cambio por inevitable que sea, es a quererte demasiado. Has cronificado el miedo en mí y tendré que aceptarlo. Le daré provecho vigilando a los que siguen mandando de la peor manera posible. Paz de alma, necesito sentirme vivo. Vivo y útil. El miedo me mantendrá vigilante. Y en eso estamos. (No te resistas, dame tus anhelos, desancla tus sueños. Confía en mí. Soy lector comprensivo y analfabeto funcional. Soy lo que quieran ver tus ojos, porque la filosofía no es poesía). Gracias.

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