"La ley jamás hizo a los hombres un ápice más justos; y en razón de su respeto por ella, incluso los mejor dispuestos se han convertido a diario en agentes de la injusticia". (Henry David Thoreau). De volver a empezar, la historia aconseja el camino a seguir con una sola condición: dejar el pasado atrás. Los errores llegan del pasado. El pasado ha prescrito, dejémoslo atrás.
"Eso no lo llevo yo", es la disculpa cómoda ante los ojos de la ley, pero no de la justicia. Nada que ver con la común historia. De cuando en vez a la ley se la ve acompañada por compañeros de la injusticia. Cuando la injusticia entra en casa, entró un amigo gorrón. "Y la casa por barrer". La injusticia anida en el pasado. Si poeta fuera la causa sería mi causa y el adversario mi adversario. Si poeta fuera y hubiera que hacer frente a la oscuridad, encendería la luz, y nadie abandonaría. Se dedicaría exclusivamente a lo que mejor sabe hacer. "Y la casa como los chorros del oro". (Parecido al amor es la fe ciega en un Dios. Creo en el amor, pero no en un Dios y ya no quiero ser poeta, aunque siga dependiendo de la fe ciega en un Dios). Gracias.
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