"Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar". (Immanuel Kant).
Si Immanuel Kant fuera poeta, sabría que las incertidumbres en tiempos del coronavirus no acabaron con la inteligencia del individuo, acabaron con el individuo. El mundo es un erial, un camposanto. La democracia no acabó con el "irrepetible" y el neoliberalismo acabó con el Estado de Bienestar. Ocurrió. Si a la vida le pedimos ser felices, recordemos a Jackson Brown: "Las personas más felices no son las que reciben más, sino las que dan más". Si sabemos cómo hacer felices a los demás y no lo hacemos, retrasamos nuestra felicidad. El momento es el que es y no es malo ni es bueno: es el momento. Dar para recibir. Hagamos felices a los demás y seremos felices. Las incertidumbres matan. Y ahora pregunto: ¿Los años o la vida de los años? No quitemos a nadie lo que sabe porque luego nadie será nadie y nos veremos obligados a rendir nuestra última esperanza. (Cuando consciente el hombre se deja controlar por los demás está preparado para entregarse a Dios). Gracias.
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