martes, 11 de enero de 2022

La borrachera de ayer.

El humano ser tiene un sentido de protección hacia las personas que ama y articula sus propias estrategias de defensa con sus privados efectos. Y así como protegemos lo que nos es propio en el amor, nos vamos acostumbrando a retener el dolor, a abonar raíces de inquietud, a depender de nuestras heridas de rechazo. Llevamos a cuestas anclas de amargura. Somos masoquistas. Esa vida corroe el alma y acaba distorsionando sentimientos y emociones. De ahí que debamos proteger toda experiencia propia y su espíritu. Tendremos que decidir por nosotros mismos en qué queremos convertimos: (¿En otros? En muertos vivientes o en manantiales de vida. (El amor a primera vista es cuestión de tiempo, por tanto, recomiendo que nadie considere esta incoherente opinión en serio: no me ha pasado borrachera de ayer y aún no he llegado a la resaca de hoy).

Quiero que lo sepas por mí antes que te lo cuente otra y te lleve a la depresión mayor: lo tuyo, quizá se estudie en primaria, lo mío, lleva años estudiándose en la universidad y cinco ya son doctores, uno catedrático, y dos monseñores ortodoxos. Te podía querer de mil maneras diferentes, pero te quiero así, primitiva, explosiva con tus emociones, y llena de vida. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario