lunes, 28 de diciembre de 2020

Un poema errante.

La vida, aunque esté rodeada de comportamientos irresponsables, es una responsabilidad. Vivir no debiera ser un proceso irracional. Pero la perversión del deseo y la ambición que llevamos al día. Los días se desordenan y son una locura. Pasan los años y no conseguimos sacrificar el pudor a su ego. Si la ilusión nació de la ambición del poder, de la usura y del erario... Inevitable la deriva hacia aguas turbulentas. Si en la raíz no está el amor colindante, la justicia social. Solidaridad. Imposible cultivar la modestia que evite convertirnos en viejos tristes de morir. Ser joven y volver a vivir la misma vida no me interesa. Como un quijote he vivido mi vida y sigo siendo yo y mis circunstancias. Y mis circunstancias son el secreto mejor guardado. Lamentablemente nadie me puede negar. Nada repudiable en mí. El amor por la poesía impide que me convierta en un viejo triste de morir; con tantos adioses en mi vida no estaría aquí. Un poema errante me invitó a vivir en Les Seniaes, donde solo se juntan las vidas paralelas. (Fobias y transfobias. Violencia. Al rechazo de oportunidades educativas y laborales). Gracias.

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