Quizá lo soñé o lo oí en la radio prendida mientras duermo o no sé (ni lo entiendo cuando me habla), pero estaría dispuesto a jurar ante los tribunales de justicia que alguien me dijo con la cara de los entierros que quien quiera ser protagonista en su vida que vaya escribiendo su autobiografía (o como yo pida cita a la dama que no me deja ir y se medique con pastillitas de colores). Lo mío es mucho, pero hay más que están de lo suyo que es más y peor que lo mío. Ay, me viene a la cabeza una amiga ida de manicomio, no ida de volver porque ya habría vuelto, cuando dijo en facebook (solo escribe en facebook, nadie la ve ni siquiera la añoran) que para llegar a lo más alto tenía que alejarse de las personas que, a su lado, la hacían sentirse pequeña. (Y dale al mismo poema y tus ganas de irte). No sabe que si no llega es por ella: ella es su enemiga. Y no digo su peor enemiga porque a mí, como a Rajoy, no me costa. Como cuando discuto de Cultura con Patricia, no me costa, para no confesar mi ignorancia, como el peor político paracaidista. (Cultura es turismo de sol y playa. Y la Casa por barrer). Gracias.
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