miércoles, 23 de diciembre de 2020

Murió, paz a sus restos.

Ojalá que María, la Magdalena, quiera, pero parece que no. Se hace daño y lo sabe, deliberadamente, que es más y peor.

Con musa, escribo el día a golpes de su inspiración. Ella no sabe que me inspira. Escribo, pero no vivo, una musa no inspira vida, inspira un día. La vida se toma en serio, y se hace camino al andar como dijo el poeta desde que se tiene memoria. Yo lo hago. Intuyo que es la mejor manera. Yo aprendí de mis padres los valores humanos, y por mi cuenta de lo malo lo bueno y de lo bueno lo mejor. No ignoré al débil ni rehuí asumir las consecuencias de mis actos. No creo en los milagros pero sí en las personas íntegras. A esas personas les tengo devoción. Tampoco creo en los políticos, los popularistas ni los menciono. Creo en la política. Soy pertinaz con mis sentimientos y llevo mi pensamiento allí donde creo que existe voluntad de lucha y rebeldía en favor de los que siempre pierden. Son tiempos complicados y un día claro ennegrece y llueve. Afirmo, desde los años altos, que la táctica de vivir respetando a los demás es la correcta. Respeto humano. Humano sincero, humilde y leído. Si no murió, como quien murió condenada al limbo, como vivió. (Si te llego a extrañar se lo haré saber a Morfeo). Gracias.

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