domingo, 27 de diciembre de 2020

Pídeselo tú a tu Dios.

El alma si no sana da en loco. Pídele hoy a tu Dios que sane tu alma. Pídeselo tú a tu Dios, que yo ya se lo pedí a la María.

Veo la vida que miro y no me gusta, pero no es mía. No me gusta y eso es todo si lo fuera. Pero no lo es. Hablo de amor. A un viejo no se le puede preguntar qué piensa hacer cuando muera, a un viejo se le pregunta qué puede hacer mientras viva. Hacer algo que valga la pena por los demás. Si aprendió de la vida. Un viejo vivió y aprendió de la vida y debe entregarse a los demás, ayudar en lo que pueda sin pedir nada a cambio. Siempre ayudar a quien lo necesita. Si uno es viejo y sabe y no quiere morir como un tango tristón, no puede cantar por cantar, tiene que estar dispuesto a ayudar a quien se deje ayudar. A veces no nos dejamos ayudar y otras veces no nos ayudan. Y entra el enredo en la vida. (-¿Qué demonios acaba de pasar? -Fui a tu casa, dejé aviso, y al día siguiente contrataste al matón de barrio y, como si el amor fuera culpable, humilló al amor. Indigno de ti. Pareciese que no es asunto de Dios sino del maligno). Hay enfermedades del alma que se cronifican pero a mí la María me enseñó a sanar el alma antes de dar en loco con un beso, una mano y un brazo pegado a un hombro. Gracias.

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