sábado, 1 de agosto de 2020

Es agosto.

Es agosto. Y la covid-19 y la conducta irresponsable (una amiga diría que es un problema cultural). Y por si fuera poco dolor llega la crisis económica (las ayudas del gobierno no son para siempre). La tragedia está servida. Nos llegan indicios de que la salud con la desescalada y sus fases se eterniza. Dicen desescalada y fue el principio: si no nos protegemos será el final. Alguien se contagió, contagió, y se murió. Y no murió solo. Protegernos y protegernos. El miedo ya se masca. Será que soy más viejo. Joder, dona, no recuerdo tanta incerti­dumbre. Recuerdo que muchos no sobrevivieron. Recuerdo cuando la vida valía poco y todo era demasiado poco. Recuerdo cuando la fe era la única esperanza. Esta cara de la vida ya la viví y si no hay cultura de vida perdemos. O aprendemos a vivir esta nueva realidad o estamos muertos y enterrados. La pandemia, la pobreza, el abandono y el maligno que en la sombra acecha. Despertar y encontrarse una crisis y otra crisis y más. La vida es bien jodida. Cuanto menos que no nos joda la muerte. (Apostemos por amarnos sin conocernos. Como a Dios). Gracias.

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