viernes, 7 de agosto de 2020

Calle del vecino invisible.

La política aplicada es como en las matemáticas aplicadas: importa todo menos lo que realmente importa. Te equivocas y todo está bien y mal. Yo nunca me equivoco porque equivocarse es de sabios y soy viejo y es evidente que, a medida que envejecemos, nuestro cerebro aprende mejor de los errores que de los aciertos. Yo nunca fui sabio, siempre fui viejo que es más. Se equivocan los políticos tristes de morir que van en dirección a sus caprichos y tan felices. A pesar de saber que ningún legado llega lejos si no pasa la prueba de la oportunidad. Y como soy viejo que es más que sabio, por un sobre del PP o un porciento del PSOE, soy capaz de hacer de mí el vecino invisible y sembrar el silencio en el lavadero municipal. (O seguiré siendo el vecino villano). Ahora que los medios de comunicación sacan a la luz acciones reprobables de un monarca desde la cuna y la vecindad pide a los políticos que en pleno municipal pongan nombres a sus calles que honren al pueblo y no lo degraden tener una calle con mi nombre, ay. ¿Qué? Quiero mi nombre en una calle. Calle del vecino invisible. Gracias.

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