Recibí un anónimo comentario con un reproche. Días atrás dije que era demasiado viejo para hacer no recuerdo qué. Y que no. Como si supiera quién soy y lo que soy capaz de hacer. Soy demasiado viejo y para que me lleven la contraria estoy, yo que siempre estoy de aquella manera. Es de broma, me encanta que me lleven la contraria, aunque sea una amiga ida o un anónimo comentario quien me la lleva. Soy demasiado viejo, pero no viejo cascarrabias que dice Flor de María, además, no hay mal que por bien no venga. ¿Recuerdan? Claro que recuerdan pero solo si amaron hasta las trancas. Nadie se queja de su ventura si cantó victoria sin ganar una batalla, sin intentar nada nuevo y muchas veces; sin denuedo no se llega lejos y lo peor, dejará atrás lo que importa. El amor. Nada que merezca la pena se logra sin denuedo. O un milagro. Y el denuedo está en paradero desconocido y los milagros en tiempos de pandemia cotizan al alza. Veremos si es verdad lo del mal en busca del bien. (En vez de jalear mis célebres ocurrencias dice que no soy demasiado viejo para hacer no recuerdo qué). Gracias.
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