miércoles, 24 de junio de 2020

Ni las plañideras quisieron llorarla.

Recuerdo a Eugenio decir que el desprecio ensucia la conciencia de quien desprecia y con el tiempo asume el desprecio de quien desprecia negándose a sí mismo la posibilidad de ser mejor. ¿Quién gobierna la mente? ¿Quién conoce el alcance de un desprecio? ¿Quién renuncia a la verdad para mercadear los viernes con la mentira? ¿Quién valora en su exacta medida la cruda realidad? Ay, quien manipula la verdad no evita la desdicha. Quien desprecia, desprecia y será lo que tenga que ser cuando llegue la hora de rendir cuentas del despilfarro. Y su imagen... Joder, dona, ni protegió su imagen. (¿Comprendes? Y ocurrió que después de tanto desprecio aparecieron tácticas y estrategias negociadas para encubrir el desaguisado y mal muerto y peor matado decidió escarmentar en cabeza propia y dio en loco. Y como un Quijote sin Sancho loco, y muerto sin autopsia no hubo quien, cuanto menos, lavara su imagen... (Si otro horror y otra oportunidad, si de nada sirve la experiencia para recomenzar... Amor que no volviste. Si sabes lo suficiente... Donde hay orgullo y no humildad, hay ignorancia). Gracias.

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