miércoles, 3 de junio de 2020

Reír, aunque duela el alma. (Uno).

Si el día se presente con la cara de los entierros y tienes motivos para llorar dile que tienes uno y mil motivos más para reír. Que ya le vale de cantar tangos tristones por los arrabales de Gardel. O en el lavadero municipal, que viene a ser lo mismo.

Hoy amaneció un día estupendo, luce el sol y mi estado de ánimo rebosa alegría. Amaneció un día estupendo desde que no amanecía un día así, tal vez desde el Estado de Alarma y quisiera celebrarlo... Confieso no recordar cómo se celebra un día estupendo. Tantos meses confinado no recuerdo y entonces hurgué en libros de autoayuda y ya está: no existe otra manera de celebrarlo que riendo. El mejor día entre tantos malos merece una risa. Y a pesar que lo aconseja un libro de autoayuda es verdad porque todos los libros de autoayuda aseguran que es verdad. Pero después de eso, eso que tiene que ver con la covid-19, reír adquiere rango de milagro para creer. Joder, dona, no recuerdo cómo se celebra un día estupendo ni reír. (La solución a eso, eso que tiene que ver la covid-19 no es cosa de Dios, sino del miedo y la ignorancia). Mañana sigo. Gracias.

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