lunes, 29 de julio de 2019

Nadie es perfecto.

Paseando con Patricia al alba por las calles de su pueblo, y no es una patraña, las miradas con gesto cordial y los saludos con la cara de los domingos nos salen al paso. Si un día dije lo que dije ahora digo Diego que es mi nieto, y además un cielo de bebé. Confesada la verdad, no es una extorsión pensar que mañana Dios dirá, pues lo que se dice por ahí es que soy de aceptar lo que ven mis ojos, por lo tanto, cualquiera que me mire de soslayo... ¿comprenden? Sí, sé que el problema soy yo pero a una locura otra mayor que coincida en el trastorno. Para no evitar que gane el sentido común y con él la verdad que nos hace libre, estaría dispuesto a evitar que ganen los mismos... (Si alguno me mira mal, y qué bueno sería, debe ponerse a la cola y esperar turno. Pero si alguna me miran bien, y el saludo es de frente y a los ojos, los últimos serán los primeros).

Sin ser cosa de otro mundo, poseo cualidades por encima de lo normal: me encanta leer, me apasiona escribir y sé que soy feliz. Y no aspiro a más de lo que tengo porque ya me sobra. Eso no quita que reconozca que nadie es perfecto (menos yo. Incluso Flor de María diría que soy guapo y alto y encantador al trato... (Flor de María me mira de frente y los ojos). Gracias.

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