En verano, con una temperatura ambiente que se mastica, como siempre, no salgo de casa. Pero ayer salí, y solo. Traigo a de soslayo que ayer salí de casa solo y fui a Les Seniaes. A pesar de que solo no voy ni a recoger pesetes. No crean lo que no es: yo no tengo miedo a nada ni a nadie, tengo miedo de mí. De ahí que si no voy acompañado ni doblo la esquina. Pero ayer, como dije arriba, salí de casa solo y fui a Les Seniaes y, sin adentrarme en ellas, vi de lejos un árbol que nunca vi. No sé quién lo planto ni lo vi crecer, pero allí había un árbol naciente. De lejos me dije que era un naranjo. Si lo es, otro naranjo preparado para la tala. Valencia ya no exporta naranjas, solo las importa. Y es cierto: es más cómodo importar que exportar. Trabajar en el campo, como en las rebajas de las traperías de moda es una locura. Importar conlleva una llamada telefónica y mañana se lo dejo en la puerta de su casa envuelto en papel de regalo. Tal vez al comentario le vendría bien una reflexión más profunda, pero hasta reflexionar cansa. Además, y la información es fidedigna porque Kristel no miente: en las rebajas de Valencia hay tres millones de parados comprando trapos en las mejores traperías. Y Jesús el Cristo le respondió: "Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo". (Juan 5,17-30). Pues eso, hasta ahora su Padre trabaja y Él también trabaja, incluso el tercero trabaja. Recuerden: "tres Personas distintas y un solo Dios verdadero". Pero en este país no trabaja ni los alcaldes, ni los diputados, ni los senadores, ni los desempleados, que ya es decir. En este país: ¡Viva San Fermín!. Gracias.
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