En rebajas, los trapos en las traperías son una ganga: elija dos, pague tres y desprecie a los trabajadores que le entra en el precio. Aviso a los compradores compulsivos: Kristel no está sola, o me la tratan con respeto o pueden ir teniéndose miedo.
Las organizaciones de consumidores nos aconsejan no gastar por gastar. Se trata de priorizar las verdaderas necesidades y echar cuentas. Quiero decir: saber el dinero del que disponemos y elegir la mejor oferta y comprarla sin llegar a la locura.
Me cuenta Kristel que esto de las rebajas es de locos. Ella y sus compañeros recogen del suelo los trapos y los doblan y los vuelven a colocar en las estanterías, pero antes se los arrancan de las manos y de nuevo al suelo. Y dale a la rueda. Aquí, sin lugar a dudas, alguien miente. Y si alguien miente no importa si PSOE y etcétera acuerdan. Formar gobierno no importa. Ya hemos salido de la crisis y podemos volver a la misma o a otra con la cara de los domingos encantados de conocernos.
Alguien pudiera pensar que somos estúpidos y sí, realmente somos estúpidos y los dueños de las traperías han descubierto que lo somos y Dios y su María nos cojan confesados. No tenemos reparación y los milagros no existen. Créanme. Gracias.
Los milagros existen, vaya que si.
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