Como te lo cuento es la historia del dueño de un partido político y el candidato a un cargo de relevancia. La decisión la tomó cuando cansado de estar cansado el primer paracaidista que bajó del cielo... Me lo quedo. Y el partido perdió. El partido son los afiliados y los votantes que confiaron en él y sus promesas. La política siempre complicada toma el camino más abrupto.
Me cuentan mis informadoras que en el seno del partido se está abriendo una encarnizada lucha por el poder. Yo, sabiendo como se cotizan las voluntades en el mercado de los viernes, puedo confirmar que estamos de rebajas y que las disculpas que quedan no valen. O pasan directamente al ataque asumiendo las consecuencias o el asunto acabará de mala manera.
Llegado este punto y aparte, confirmo que el problema es del dueño del partido político que no cree que el asunto pueda ir a peor. Y del propio candidato paracaidista desde el momento que encomendó su gestión al azahar. El problema, además, es el sentido común tan poco común. Lo dice la dama que no me deja ir: "mejor vivir con presión que con depresión". Gracias.
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